miércoles, 1 de junio de 2011

La Batalla de Naseby

La Batalla de Naseby es la batalla clave de la primera Guerra Civil Inglesa. El 14 de junio de 1645, el principal ejército del rey Carlos I fue destruido por el Nuevo Ejército Modelo parlamentario, al mando de Sir Thomas Fairfax y Oliver Cromwell.
Antecedentes
La Guerra Civil (1642-1648)
La inusual confusión de argumentos que caracteriza esta revolución hizo que en ambos ejércitos se alistaran prácticamente todas las clases sociales, porque la afiliación venía determinada por un cambiante concepto de ideas y opiniones. Aún así, el rey tuvo más aceptación en las zonas del oeste (incluido Gales) y norte del país, mucho menos desarrollado que el resto y con formas de vida semifeudales basadas en la agricultura, mientras que el sur y este, mucho más ricos e industrial, se decantó en general hacia el parlamento. Sin embargo, en ambas zonas existían gran cantidad de territorios que rompían estos límites, así como también fuerzas económicas mercantiles e industriales que permanecieron fieles al rey. Incluso las ideas y personalidades cambiaban a veces de bando sin mucha dificultad. Y todo acontecía no solo en ámbito político, pues en el ámbito social todo era todavía más confuso, aunque sin duda los elementos más radicales estaban más cerca de los parlamentarios.
El plan del Rey Carlos era tomar Londres rápidamente pero no pudo sobrepasar sus defensas, e instalando su capital en Oxford previendo que el conflicto se iba a alargar en el tiempo. Ya en 1643 obtuvo algunas victorias en el norte y oeste, aunque estos combates eran más una serie de escaramuzas a pequeña escala sin ninguna trascendencia importante en la guerra que se libraba. Tras su derrota en la batalla de Marston Moor el 2 de julio de 1644, los realistas perdieron el control del norte del país, aunque las tropas del rey siguieron luchando con éxito en todos los frentes. El principal ejército parlamentario, al mando del conde de Essex, avanzó de forma imprudente por el feudo realista de Cornwall y fue derrotado por tropas superiores en número en Lostwithiel el 2 de septiembre. Pese a que los parlamentarios intentaron detenerlo en la segunda batalla de Newbury el 27 de octubre el rey pudo volver a su capital, Oxford.
 El rey no aprovechó estos momentos de superioridad, frente a un ejército parlamentario mal organizado y administrado, dirigido por grandes terratenientes, radicales religiosos y Pares fieles a la Cámara.
Pronto en el parlamento se dieron cuenta que los métodos del ejército no les eran efectivos, y así, aparecieron Thomas Fairfax y Oliver Cromwell, representantes de la pequeña nobleza rural, y convencidos “puritanos”, que crearán un ejército eficiente, fruto de la habilidad demostrada por Pym en la gestión de la nueva administración, en donde una nueva ordenación fiscal les daría una regularidad administrativa suficiente para reclutar un ejército eficiente y así derrotar a Carlos. El mando de este nuevo ejército modelo se le concedió a Sir Thomas Fairfax, quien había combatido a las órdenes del rey en la revuelta escocesa de 1640.

Por el contrario, Carlos optó por la forma financiera de tradicional, es decir, por medio de concesiones de privilegios, tasas arbitrarias, títulos nobiliarios y confiscaciones caprichosas, que no hicieron más que crear mal estar y quitarle apoyos.
New Model Army

Nunca antes se había formado un ejército así, en esta época los ejércitos europeos se habían nutrido de mercenarios, presidiarios o busca fortunas, sin embargo, en los ejércitos parlamentarios la gran mayoría eran voluntarios “civiles”, un grupo muy heterogéneo de pequeña nobleza, comerciantes, de la incipiente burguesía (tanto rural como urbana), artesanos y campesinos, y en su mayoría radicales religiosos
Gentes con gran influencia de los presbiterianos y de creencias de ética protestante, a los que llamamos puritanos, que si bien por un lado estaban muy unidos a la latente y futura economía liberal, también fue una caja de Pandora en la reinterpretación de la religión y la relación Dios-hombre, y que en su lectura más popular se convirtieron en auténticas ideologías revolucionarias.
Otro factor muy importante era que este ejército se convirtió en un auténtico hervidero de ideas políticas y sociales. Recordemos que la abolición de la censura produjo la publicación de pensamientos y opiniones impensables en esa época, así, sumado a la movilidad de las tropas por todo el país, hizo extenderse a muchas regiones las nuevas ideas revolucionarias llevadas por los soldados.
Pronto, tanto en el plano socio-político como religioso, los dirigentes parlamentarios (que en la práctica eran poderes económicos sin la menor intención de ceder su futuro poder político) se dieron cuenta de que en el ejército se estaban extendiendo ideas de soberanía popular y democracia, elemento con el que no habían contado y que después de la guerra tendría sus consecuencias.
Como hemos visto, la reorganización del ejército y la administración hizo mover la balanza de la guerra hacia los parlamentarios. En 1644 Carlos, desesperado, firma una alianza con Escocia, que no resultó eficiente. En verano de 1645, en la batalla de Naseby, la derrota de los realistas decidió la contienda. Carlos se rinde en Newcastle e intenta negociar una salida honrosa, aprovechando la desunión y rivalidades internas del frente parlamentario.
Así, y a pesar de tener a Carlos derrotado, empiezan los problemas entre los ganadores de la guerra.

La segunda guerra civil fue un auténtico don de la providencia para Cromwell. La inactividad del ejército era proporcional a sus inquietudes políticas radicales, y tenerles ocupados con una nueva guerra era la mejor medicina contra las revueltas democráticas.
Los nuevos frentes abiertos por Carlos no eran ni continuos, ni coordinados, por lo que las contraofensivas parlamentarias terminaron la guerra hacia septiembre de 1648, después de encarnizadas batallas.
Un nuevo parlamento, “depurado” por los militares que controlaban ahora el poder, llevó un proceso contra Carlos por alta traición. Que gracias a una serie de documentos que se habían capturado en la batalla de Naseby donde quedaba demostrada la intención del rey Carlos de aliarse con potencias extranjeras en la guerra para que combatieran en suelo Ingles aa cambio de beneficios territoriales y religiosos, el 29 de enero de 1649 el rey era ejecutado por su propio parlamento.
Desde este momento Inglaterra se convierte de hecho en una república, será la llamada Commonwealth.
Un exceso de confianza
En julio de 1645, y pese a la baja moral del ejército, por haber desaprovechado la victoria de Marston Moor, los parlamentarios ardían en ganas de desafiar a los realistas. Los parlamentarios querían estrenar el Nuevo Ejército Modelo al comenzar la campaña estival con el asedio de Oxford, la capital del reino desde comienzos del conflicto.
Sin embargo, Carlos I y su ejército marchaban hacia Chester, asediada por los parlamentarios. Al llegar y comprobar que el sitio había sido levantado, optaron por avanzar y penetrar en territorio parlamentario, sin obstáculo alguno que se lo impidiera, se decidieron por atacar la próspera pero desguarnecida ciudad de Leicester.
Ambos ejércitos se enfrentaron por el control de la región de los Midlands Naseby, a 16 km de Northanpton.
Encuentro en los Midlands
El ejército realista sólo contaba con 9.000 efectivos frente a los 13.000 parlamentarios, pero también poseía una poderosa artillería. Al amanecer del 15 de junio, tras inspeccionar el terreno, Sir Thomas Fairfax y Oliver Cromwell decidieron retirarse 1,5 km hasta Red Hill, pues juzgaron que el terreno frente a Dust Hill era demasiado poco favorable para la caballería.

Ante la aparente retirada de los parlamentarios, el príncipe Ruperto del Rin, comandante en jefe de los realistas, se lanzó precipitadamente al combate con la caballería del ala derecha, sin esperar la llegada de la superior artillería realista, que aun se encontraba a varios kilómetros.
                              

Se produjo una violenta lucha entre la caballería de Ruperto y la del general Henry Ireton, en el ala izquierda de los parlamentarios. Pese a tener que aguantar el fuego del flanco de los dragones del coronel Okey, emplazados de forma perpendicular, los realistas lograron barrer a la caballería de Ireton.
   




Esta alocada maniobra obligo a avanzar al centro realista y más tarde al ala izquierda para cubrir los flancos descubiertos de la caballería del Príncipe.Lo que propició, el choque frontal, de los dos ejércitos.


Pero en lugar de acudir entonces en ayuda de su infantería enzarzada en un cuerpo a cuerpo con la parlamentaria (a la que sí estaba apoyando su propia caballería) el destacamento de Ruperto se lanzó en una impetuosa persecución del tren de bagajes de Fairfax, a 3 km del frente de batalla.



Durante la hora en la que tuvo lugar la desafortunada maniobra de Ruperto, la caballería del ala derecha parlamentaria, al mando de Oliver Cromwell, logró poner en fuga a la realista, al mando de Langdale, y acudir en ayuda de la infantería, todavía en enfrentamiento con la realista en el centro. Las tropas del rey fueron atacadas por tres oleadas consecutivas en su flanco izquierdo y retaguardia, mientras que los dragones de Okey hacían lo propio desde el flanco opuesto.


La infantería realista, completamente cercada, comenzó a deponer las armas al tiempo que Fairfax ordenaba un avance general y el rey y lo que quedaba de su ejército eran puestos en fuga por la caballería de los parlamentarios.



Los realistas perdieron en esta batalla unos 1.500 hombres entre los muertos y heridos, pero lo más grave fueron los 4.500 prisioneros y la pérdida de 12 cañones, junto al tren de bagajes en el que se encontraban correspondencia del rey que demostraba que había estado buscando apoyo de los irlandeses y tropas extranjeras.