PORQUE CUANDO NO
VOTAS,¡¡¡ VOTAS¡¡¡
La abstención
Cuando
alguien te dice que no votes, o decides no votar estás absteniéndote de
expresar tu opinión en las urnas. Abstenerse
es simplemente no votar. Quedarte en casa el día 22 de mayo viendo la tele
y punto.
Si no votas,
probablemente es para expresar tu descontento
con la situación de la política española. Probablemente digas “estoy en contra de un sistema que me toma el
pelo, así que no participo en el sistema“.No obstante, los no-votos en el sistema electoral español
no cuentan nunca. Ni para mal, ni para bien.
Pongámonos
en antecedentes ya sabréis la
historia de las elecciones catalanas. En 2010 igual que en 2006, la fuerza más votada en las elecciones
catalanas fue la abstención, con un 40% y 43% de abstenciones
respectivamente. Ningún partido superó esos porcentajes en ninguna de las dos
ocasiones. Ni siquiera el partido más votado, CiU. De hecho en las de 2006, a
pesar de no haber ganado ninguno, los partidos del tripartito se propusieron
tumbar al partido más votado y juntando sus cachitos, hicieron gobierno por
encima de la voluntad popular.
El caso del referéndum
para la Constitución Europea
es el más chocante. Según el Gobierno, de cara a la Unión Europea, fuimos el
primer país en aprobar la Constitución Europea por mayoría en referéndum. El
caso es que sí, el 76% de los votos fue para el sí, por lo que la Constitución
fue aprobada por una amplia mayoría. Eso sí, solo fue a votar el 42% del censo.
Casi el 60% de los españoles se quedó
en casa. Fue la participación más baja de toda la historia de la
democracia. ¿Sirvió para demostrar algo? No. La Constitución se aprobó pese a ello.
Por lo
tanto, en España, la abstención no
significa que estés en contra del sistema. En España tu no-voto se va a
tomar como un voto a la mayoría. Un “me da igual lo que salga,
ya veremos cómo me las apaño luego”. Si realmente te da igual lo que salga,
perfecto. Si te da igual que suba el paro, la gasolina, las hipotecas, la
delincuencia… En fin, eres libre de no votar. Pero si estás hartito o hartita
de este tinglado, no tienes más remedio que ir a votar si quieres que se te
oiga. Si no, tu abstención se la van a pasar por el forro.
Curiosamente,
echando la vista atrás, si revisas los datos de todas las elecciones generales
en España, la abstención nunca ha bajado del 20% ni ha subido del 32%. Eso
quiere decir que siempre, más de dos terceras partes de los votantes censados
ha ido a votar. ¿Pero sabes cuándo se ha ido a votar más masivamente? Cuando
había necesidad de cambio.
- En 1977. Hubo solo un 21% de abstenciones, a pesar de que los
españoles estaban poco acostumbrados a votar, recién saliditos de una
dictadura. ¿Por qué? ¿Las ansias de cambio, quizá? ¿La necesidad de
validar la nueva democracia?
¿Las ganas de ser ellos mismos quienes decidiesen su futuro? Seguramente.
Las siguientes elecciones de 1979, obligadas tras ratificar la
Constitución, volvieron a dar a UCD como ganador. Parece que la gente ya
daba las cosas por logradas, porque la abstención (la gente del “me da
igual”) subió al 31% de golpe, hasta que pasó algo gordo.
- En 1982 se registró la menor abstención de la historia. El 80%
de los españoles salieron a votar masivamente. Solo el 20% se abstuvo. De
nuevo con las ansias de cambio. Adolfo Suárez había dimitido. Acabábamos
de tener el famoso 23-F. La democracia había subsistido, mantenida con
palillos y había que revalidarla, no fuese a ser que a alguien se le
ocurriese quitárnosla. Sin duda, un momento histórico que, también
significó un cambio. De UCD pasamos al PSOE de Felipe González.
- La abstención volvió a fluctuar
en torno al 30% hasta otro mínimo: en 1996. Bajó hasta el 22,6%. Curiosamente con otro cambio: los
votantes escogieron al PP después
de una serie de escándalos del PSOE. Y ahí se quedó hasta que se le
ocurrió meterse en la guerra de Irak.
- En 2004, después de haber pasado por otro despunte superior al
31% de no-votos al “me da igual”, la abstención volvió a bajar hasta el
24% a favor del cambio. El cambio relativo. El cambio de nuevo al PSOE, que lleva ahí desde
entonces.
Como queda patente, la lectura que
se hace en la sociedad y la política españolas del no-voto o abstención no es de rebeldía contra el sistema. Es más
bien de continuismo. Las elecciones en las que hay abstención, mantienen
el status quo conseguido en las anteriores. Las elecciones en las que hay alta participación generan cambios.
Si pretendes
quejarte con tu abstención, te recomiendo que consideres una mejor manera de
hacerlo, porque si no, te van a tomar
por el pito del sereno.
El voto nulo
El voto nulo
es el voto ambiguo. Los votos
con papeletas no oficiales, votos a más de un candidato, votos rotos, votos con
dibujitos, etcétera, todos esos son votos nulos, porque aunque el votante se ha
personado para dar su voto, el voto no
se atiene a las reglas de los votos.
Este voto,
igual que las abstenciones, no suma
votos en el cómputo global de votos emitidos y, para los efectos, es lo
mismo. Se registra como nulo para que la contabilización al final de la
jornada, entre válidos, nulos y abstenciones, sume el 100% y nadie diga que ha
habido tongo.
Históricamente,
en España, siempre ha habido muy pocos
votos nulos. En las generales sólo ha superado el 1% las primeras 4 elecciones de
1977, 1979, 1982 y 1986, y se lo podríamos achacar perfectamente a que estaban
todavía aprendiendo cómo funcionaba eso de votar.
El hecho de
que el voto nulo no sea computable lo hace una muy mala elección si quieres
cambiar las cosas. A todos los efectos, en España
funciona igual que una abstención. Y si las abstenciones no hacen nada por el cambio,
imagínate lo que hacen los votos nulos que prácticamente no superan el 2%.
El voto en blanco
Según la Ley
Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, en su artículo
96, punto 5: “Se considera voto en
blanco, pero válido, el sobre que no contenga papeleta y,
además, en las elecciones para el Senado, las papeletas que no contengan indicación
a favor de ninguno de los candidatos”.
¿Qué los
diferencia de una abstención o un voto nulo? El tema de que sea un voto
“válido”. El voto en blanco es válido porque sí cuenta para el cómputo final de votos. Pero si te piensas que
se va a traducir en escaños en blanco, te equivocas de pleno. Entonces, ¿qué se
hace con ellos?
Si has oído que son votos que se dan
al partido más votado, o que se distribuyen entre los más votados, no es
cierto. Pero sí perjudican a los
partidos menos votados. En España no se utiliza un sistema proporcional
normal y lógico, en el que cada partido se lleva el tanto por ciento de escaños
que ha conseguido en las urnas. En España utilizamos una complicada fórmula
matemática, la ley d’Hont
(explicada pasito a pasito aquí
y aquí),
con una regla de salida básica: si no
llegas al 3% de los votos, no entras en el juego. Los votos en blanco,
aunque no se le reparten a nadie, sí que hacen el saco de votos más grande, con
lo que los porcentajes, se hacen más
pequeños. Como consecuencia los partidos con menos votos salen
perdiendo.
Además, los
artículos 68
y 69
de la Constitución Española establecen que la circunscripción electoral para las elecciones generales (Congreso y
Senado) es la provincia. Eso quiere decir que, aunque un partido se pase del 3% en el recuento de votos nacional, si
provincia a provincia no llega al 3%, queda eliminado. En las últimas
elecciones generales, le pasó a IU de manera escandalosa. Aunque sacó más votos
que CiU en las elecciones al Congreso, sacó 8 diputados menos. ¿Por qué? Porque
circunscripción a circunscripción había quedado eliminada, a pesar de tener un
total nacional superior.
En las próximas elecciones municipales y autonómicas pasa tres cuartos de
lo mismo. Cada
autonomía tiene su propia Ley Electoral, siendo la Valenciana de las más
hirientes contra los partidos minoritarios, ya que eleva el mínimo al 5%. No
obstante, como la circunscripción electoral sigue siendo la provincia, aunque un partido llegue al 5% global en
todas las provincias de la autonomía, o incluso al 10%, o al 12%, no tendrá
acceso a escaño si no llega al 5% al menos en una de ellas.
Luego, votar
en blanco hace más difícil a los partidos pequeños llegar a obtener escaños, o
lo que es lo mismo, hace más fácil a
los partidos mayoritarios obtenerlos. De ahí que el voto en blanco
acreciente las injusticias electorales no te lo recomiende.
En resumen
Estás jodido. O jodida. Porque te puedes quejar todo lo que quieras, tenemos
libertad de expresión, pero si no sales a votar, las cosas no van a cambiar.
Claro, viendo que abstenerte no es una opción, romper tu papeleta tampoco y
dejar el sobre vacío menos todavía… ¿qué hacemos?
En primer
lugar, si diversificamos el voto, la
ley d’Hont es más difícil de aplicar y menos abusiva. Repartir los
escaños entre cinco partidos donde dos quedan eliminados y otros dos tienen en
conjunto el 70% de los votos restantes es favorecer el bipartidismo. Si bajamos
ese 70% y subimos el resto, favorecemos que la representación en las cortes
autonómicas y los ayuntamientos sea más equitativo
y castigamos
verdaderamente a la clase política asentada, porque entonces es cuando
verdaderamente pierden poder.
En segundo
lugar, ayudamos a que las formaciones
políticas que quedan injustamente excluidas por la barrera del 3% o el
5% y la circunscripción electoral tengan
opciones a conseguir escaños en las autonomías. Aunque no consigan todos
los que les corresponden por derecho porcentualmente, al menos tendrán la
oportunidad de dejar oír su voz y defender tu voto.
Hay otros
partidos a los que, tal vez por ser pequeños, tal vez por pensar que no van a llegar
a ese 3%, tal vez por pensar que es tirar tu voto, no les das ni la oportunidad
de leerte su programa electoral. ¿Y si
tienen ideas buenas? ¿Vas a permitir que se pierdan esas ideas por
seguir la misma tendencia de siempre? ¿Y si quieren cambiar este sistema
electoral por uno mejor? ¿No sería eso digno de ser votado?
Pues ale. Si
ya te has terminado el café, piensa sobre
todo esto. Compártelo con quien
quieras. Busca alternativas.
Pero sobre todo vota.
Sacado del
blog “La Libreta en Blanco”, pero me he permitido el borrar ideas políticas y
publicidad de movimientos en pro de uno u otro sentido, eligiendo este texto
por su claridad al explicar el valor de cada tipo de voto. Gracias