martes, 17 de mayo de 2011

BATALLA DE ARAUSIO

La Batalla de Arausio tuvo lugar el 6 de octubre de 105 a. C. en algún lugar entre el poblado de Arausio, actual Orange (Francia), y el río Ródano.
Roma envió a dos ejércitos para interceptar a las tribus migratorias de cimbrios y teutones, reinados por Boiorix y Teutobod. Uno de los ejércitos iba dirigido por el cónsul Cneo Malio Máximo, y el otro, por el procónsul Quinto Servilio Cepio el Viejo.
Pero la manifiesta enemistad y discrepancias en la estrategia a seguir impidieron una plena colaboración entre tas tropas que estaban bajo sus órdenes desembocando en un total desastre, comparable al de Cannas
Las expediciones de saqueo y migración de las tribus germanas (en este caso Cimbrios y Teutones situados en lo que hoy seria la actual Dinamarca) por la Galia no eran algo nuevo para los galos. Pero tras la batalla de Noreia se alteró el equilibrio de poder en la zona provocando así a otras tribus a una rebelión o un conflicto contra Roma.
Una emboscada a un pequeño contingente de tropas romanas y una rebelión temporal en Tolosa hizo al Senado movilizar tropas al lugar. Los germanos según los historiadores romanos eran aprox. 800.000 gentes, de estos, 200.000 eran guerreros, aunque esta cifra debe ser una exageración.
Tras recuperar Tolosa partiendo desde la Galia Narbonense, el procónsul Quinto Servilio Cepio adoptó una estrategia defensiva, esperando a ver si los cimbrios iban a irrumpir en territorio romano, hecho que ocurrió en octubre de 105 a. C. Por otro lado, el senado envió al cónsul Malio Máximo con su ejército a unirse con Cepio a las orillas del Ródano, para acabar con la amenaza cimbria y teutona.
Cepio era un patricio de antigua estirpe, y Malio era un "hombre nuevo" sin antepasados. Cepio debía subordinarse a Malio por ser éste el cónsul en ejercicio, pero su orgullo se lo impedía, hasta el punto de acampar en la orilla opuesta del río con tal de no estar bajo su mando.
Mientras tanto, Malio envió a su caballería de unos 5.000 jinetes, bajo las órdenes de Marco Aurelio Escauro, a que acampara 35 millas al norte, con el doble objetivo de vigilar y desanimar a los germánicos, pero consiguió el efecto contrario. Los germanos rodearon el campo, penetraron en él, y acabaron con la resistencia romana. Escauro fue capturado vivo y llevado ante Boiorix, rey de los cimbrios, a quien de forma arrogante le dijo que diera la vuelta si no quería ver su pueblo vencido y aniquilado por Roma. En respuesta, fue quemado vivo en una jaula de mimbre.
Mientras tanto, unos representantes del senado habían llegado para intentar unir los dos ejércitos, pero cuando parecía que Cepio iba a ceder, este cruzó el río y acampó a 20 millas de Malio, dejando a los germanos entre los dos ejércitos romanos.
Boiorix, al verse rodeado de dos ejércitos, se replanteó la situación y comenzó unas negociaciones con Malio. Cepio, temeroso de que Malio obtuviera el éxito en las negociaciones y regresara a Roma como un héroe, lanzó un ataque unilateral contra el campamento cimbrio el 6 de octubre. Sin embargo, la naturaleza precipitada del asalto unido a la tenaz resistencia cimbria causó la aniquilación del ejército de Cepio. Además, los cimbrios también arrasaron el campamento del procónsul, que había quedado prácticamente desprotegido.
Los cimbrios, ante la perspectiva de una victoria fácil, se abalanzaron contra las legiones del cónsul Malio, moralmente hundidas tras presenciar la masacre de Cepio y sus hombres. Malio desplegó sus legiones frente al campamento apoyando su flanco izquierdo en el río, pero no pudo proteger su lado derecho al no tener caballería que maniobrara en esa área para evitar un flanqueo, por lo que su ejército fue desbordado por la derecha, llevado contra el río y masacrado, produciéndose una gran mortandad entre los legionarios al no poder huir a nado por el río (el peso de las armaduras los arrastraba hasta el fondo).
Tito Livio estima en Las pérdidas romanas se elevan hasta 80.000 legionarios (entre 10 y 12 legiones) y prácticamente la totalidad de tropas auxiliares Theodor Mommsen suma a éstas unos 40.000 más entre tropas auxiliares y personal no combatiente.
Tanto el cónsul Malio como el procónsul Cepio sobrevivieron. Ambos fueron juzgados en Roma bajo los cargos de "pérdida del ejército", siendo deshonrados y desposeídos de todos sus honores. Cepio además fue condenado al exilio.
Roma era un pueblo guerrero, acostumbrado a los reveses. Sin embargo, la reciente cadena de desastres militares (a las catástrofes de Noreia y Arausio se sumaban derrotas menores contra tribus galas) causaron una gran alarma social en Roma. La derrota los dejó apenas sin ejército, y con un temible enemigo al otro lado de los Alpes. Además, era opinión generalizada que la culpa del fracaso militar la tenía Cepio, y no las carencias del ejército romano. El descontento popular con las clases predominantes creció.
Mientras tanto, los cimbrios iniciaron una guerra contra una tribu arverna, y tras ganarla, inexplicablemente se dirigieron a los Pirineos, adentrándose en Hispania, en vez de entrar en Italia.
Esto dio tiempo a los romanos a reorganizar el ejército y a encontrar un héroe que los salvara de los bárbaros, ambos retos superados por un mismo hombre, Cayo Mario.
Esta derrota desbancó a la Batalla de Cannas (con alrededor de 80.000 bajas), como el peor desastre militar de la historia de Roma.